UN NOMBRE DE QUEBRADA
La Gurapa inquieta y maltratada
quebrada legendaria que aún canta
pausadamente su
muy sentida tonada,
como quien busca el aire
cuando falta
Patrimonio de esta gallarda ciudad,
intenta trepar
por las colinas
para mirar y bañarse de neblina
en busca de fragancia y claridad.
Son versiones narradas por la abuela,
que se bañaban en la quebrada
los muchachos que salían de la
Escuela,
¡ refrescando su alma alborozada.!
Saltando piedras y agua cristalina
en aquellas horas libres y muy gratas,
se les enredaban
sus negras alpargatas
y pescaban las diminutas sardinas.
Quebrada viajera, cantarina ahora impura
que desde el
burgo cercano de Palmira,
aún va entre helechos, gemidos y basura
¡ en busca de un destino que delira…!
Es un paraje de
mi pueblo querido…
rumor de espuma y
recuerdo sensual,
de una infancia
que se ha ido…
¡pero aún
existe el lugar.!
Mayo, 2004.
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